LA ALIYÁ, SEÑAL DEL PRONTO RETORNO DE
CRISTO JESUS
(Parte 1)
Por Wally Santos.
Haciendo un
paréntesis en la secuencia de artículos que hemos publicado, me pareció bien
incluirles este interesante tema, que espero les sea de mucha bendición.
En Enero del
año 2012, la población israelí, en
Tierra Santa, llegó a 7.8 millones de personas, de los cuales 5,874,300 son
israelitas. La “Aliyá”
(El Final de la Diáspora, o dispersión del pueblo de Israel) del cual nos habla
la Biblia, está cumpliéndose proféticamente de una manera asombrosa.
Desde 1948, año en
que Israel fue reconocido como nación independiente en el Medio Oriente, con
una población inicial de 758,700 israelitas. Luego, entre los años 1987 y 1991,
se comenzó a dar una gran movilización de israelitas de todo el mundo hacia la
tierra de sus antepasados. Durante ese lapso, unos 350 mil israelitas salieron
de la antigua URSS camino a su nuevo hogar, Israel. Para el año 2000, cerca de 3.5 millones de
israelitas de todo el mundo, habían hecho de la tierra de Israel su nuevo
hogar, cumpliéndose así la profecía de Isaías, narrada en Isa. 11:12 (LBLA) cuando dice: “Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de
Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra.”. Luego en Jeremías 16:15 nuevamente el
Señor lo anuncia por boca de su profeta: "Vive
el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de
todos los países adonde los había desterrado." Porque los haré volver a su
tierra, la cual di a sus padres.”
Esta última profecía nos advierte que muchos
israelitas regresarían a su tierra, luego de miles de años dispersos por todo
el mundo, para volver a repoblar su tierra ancestral. Sin embargo, esta profecía también nos
anuncia que, cuando ellos retornen a su tierra, el Señor permitirá que los
empiecen a perseguir, como parte de su juicio por haberse olvidado de su Dios y
Señor: “He aquí, enviaré a muchos pescadores--declara el SEÑOR-- que los
pescarán; y después enviaré a muchos cazadores, que los cazarán por todo monte
y por todo collado y por las hendiduras de las peñas. Porque mis ojos están puestos sobre todos sus
caminos, que no se me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a mis ojos. Pero
primero, pagaré al doble su iniquidad y su pecado, porque ellos han contaminado
mi tierra con los cadáveres de sus ídolos abominables y han llenado mi heredad
con sus abominaciones”. (Jer.
16:16-18 LBLA)
Esta segunda parte
de la profecía de Jeremías, aún está pendiente de cumplirse, pero al menos,
sabemos que millones de israelitas ya han vuelto a su tierra, y pronto
retornarán los que aún están en todos los
países, entonces comenzará la persecución más horrorosa que hombre alguno pudo
haber conocido. Este Juicio divino (durante la Tribulación), ya está
determinado y nada podrá evitarlo, NADA. Pero a los que hemos sido alumbrados por el
glorioso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, sabemos por la Palabra de Dios,
que seremos trasladados antes que todo eso acontezca.
Al final de esos Siete horribles años de “Vacas Flacas” (Tribulación), el Mesías
esperado por ellos regresará a rescatar al “REMANENTE”
de Israel, es decir, a un pequeño grupo de israelitas que estarán clamando a Su
Dios por sus vidas, quienes estarán escondidos en las hendiduras de las peñas de
Petra. Pero para ese entonces, dos terceras partes de esa población israelí,
habrá caído bajo el pié aplastante del “hombre
de pecado”, el Anticristo, como lo narra el profeta Zacarías (13:8-9): “Y sucederá en toda la tierra --declara el
SEÑOR-- que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; pero la tercera quedará en ella. Y meteré la
tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré
como se prueba el oro. Invocará él mi nombre, y yo le responderé; diré:
"El es mi pueblo", y él dirá: "El SEÑOR es mi Dios."
De la totalidad de
israelitas, sólo una tercera parte sobrevivirá a la horrenda persecución, pero
tendrán que ser “refinados en el fuego”,
es decir que, tendrán que sufrir hasta que el Mesías esperado los rescate. Este remanente, reconocerá que aquel Jesús, al que sus
antepasados rechazaron, es realmente quien dijo ser, el Hijo del Dios vivo, el
Salvador no sólo de ellos, sino de todo aquel que se acoja de su Plan de Salvación.
Judíos regresando a Tierra Santa
Lo asombroso de
todo este capítulo horrendo de la humanidad, es que Israel, “La Higuera” (de Mateo 24:32-33), ya floreció y todos sus hijos están por
completarse en la Tierra de Jacob, millones han retornado a “Tierra Santa” y los juicios de Dios sobre
esta nación y el mundo están por comenzar en esta fase final de la profecía
bíblica. Sin embargo, antes que esto
comience, el Señor Jesucristo prometió regresar “secretamente” por su
amada, la Iglesia-Novia, la fiel, la que se preparó para recibir a su Señor, y
la pregunta es… ¿Estás preparado para recibir a tu Señor?
No basta con
predicar que Cristo Jesús viene pronto, el asunto primordial es… ¿Estamos
preparados? ¿Seremos dignos de ser tomados en cuenta dentro de este “Selecto grupo”,
en la Iglesia-Novia?
No estamos
preguntando si ya eres salvo (de la
condenación eterna), porque todo aquel que le recibió como su Salvador personal
ya es salvo de esa condenación y ya es parte del Reino de Dios (Juan
1:12). Para ser Iglesia-Novia, hay otros
requisitos más, como ejemplo:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y sin
mancha.” (Efe. 5:25-27 RV60)
“Y a vosotros
también, que erais en otro tiempo
extraños y enemigos en vuestra mente,
haciendo malas obras, ahora os ha
reconciliado en su cuerpo de carne, por
medio de la muerte, para presentaros
santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” (Col.
1.22-23 RV60)
“Pero, según su
promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la
justicia. Por tanto, amados, puesto que aguardáis estas cosas, procurad con
diligencia ser hallados por El en paz, sin mancha e irreprensibles”
(2Pe 3:13-14 LBLA)
En primer lugar, Pablo dice que algunas de las condiciones
son: (1) haber sido purificados por la Palabra de Dios, (2) que esté sin
mancha, (3) sin arruga, (4) que sea santa y además (5) irreprensibles. Al menos, en estos versos se nos dice que 5
cosas son necesarias para presentarnos delante de Él, cuando venga por nosotros
en su manifestación “secreta” (antes de
empezar la Tribulación).
Para empezar, Pablo hace referencia al lavamiento de
nuestra vida por medio de la Palabra, esa Palabra es agua que salta para vida
eterna como lo indica Juan 4:14 (RV60)
“mas el que bebiere del agua que yo le
daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.” Esa “AGUA” es la gloriosa Palabra de
Dios, la Palabra revelada que proviene del mismo Trono de Dios por medio de su
Espíritu Santo, quien es el encargado de hacérnosla saber (Juan 14:26).
El gran problema que la “iglesia” de hoy tiene, es que NO tiene hambre por la Palabra de
Dios. Muchos sólo se conforman con que les prediquen sobre la prosperidad
material y de cómo vivir “mejor” en
esta vida presente, pero NO se están preparando para el encuentro con su
Señor. No saben o no quieren entender
que a este mundo sólo le esperan “malos
augurios”, pues pronto aparecerá el Anticristo, quien les arruinará los
planes a todos aquellos que sólo querían vivir “mejor” en esta Tierra.
Otros grupos de cristianos, creen que “YA LO SABEN TODO”, y que NO necesitan
aprender más de nuestro Señor, por medio de su Palabra. Cuánta gente “aparentemente” está en los servicios o estudios cristianos de sus
iglesias, pero su mente “anda por otros lados”, sin prestar
atención al consejo de Dios por medio de la Palabra. Con toda razón el Dios de la Gloria se enojó
tremendamente cuando el pueblo de Israel despreció el “MANÁ” que Dios les daba,
al pedir estos “carne” (Nm. 11:1-20), y esa carne, más adelante les brotó hasta
por las narices. ¡Qué tremenda figura! Para el tiempo de hoy. Cuánta gente llamada “cristiana” tiene actitudes de la “carne” en su vida y creen que ellos están bien así. Mas en Gálatas 5:19-21, se nos advierte de
cuáles son esas actitudes que debemos eliminar de nuestra vida. Pues al final
del verso 21, Pablo nos dice que si no se desecha de nuestra vida, no se podrá
heredar el reino de Dios.
Muchos cristianos están manifestando las
características de la Iglesia de Laodisea (Apoc. 3:17), se creen “Autosuficientes
y maduros” en su propia opinión, “ricos” en muchos aspectos, que no
tienen necesidad de “nada ni de nadie”, pero no saben que son “desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos” (Según LBLA).
En la Segunda parte de este artículo, abordaremos las
otras cuatro características que Pablo nos sugiere que debemos desarrollar para
tener la oportunidad de estar a “cuentas”
en la manifestación secreta de nuestro Señor Jesucristo.
“Por lo cual os
decimos esto en palabra del Señor: que nosotros
que vivimos, que habremos quedado hasta
la venida del Señor, no precederemos a
los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego
nosotros los que vivimos, los que
hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
(1Tes. 4:15-17 RV60)
Una de las señales del pronto regreso de Jesucristo está
ya a la vista, el “Aliyá”. Quiera Dios,
que prestemos atención a los
requerimientos que Pablo nos sugiere.
Bendiciones
y hasta la próxima.